Hay noticias que no son tan sonoras o que a la mayoría no nos llaman tanto la atención como otras, pero que resultan más determinantes y trascendentales de lo que suponemos. Una de ellas es la reciente denominación de grado de inversión que la firma Estándar and Poors le acaba de otorgar a Colombia.
La calificación de la deuda es una especie de recomendación por buena conducta en el manejo de la economía y envía una señal positiva al mundo, sobre todo a los inversionistas extranjeros que verán ahora a Colombia como un país más confiable ala hora de hacer negocios.
Esta no es la única firma que da esta clase de calificación, pero si es un referente y es la cuota inicial de la recuperación de un prestigio que venia en deterioro desde 1999 que fue cuando se había perdido esta denominación.
Colombia ha resistido de buena forma las crisis económicas mundiales de los últimos años y ha tomado decisiones que han atraído un buen numero de inversionistas extranjeros, lo que permitía venir exigiendo desde hace un par de años fuera mejorada su nivel de riesgo en el manejo de su deuda. Pocos países en Latinoamérica cuentan con esta calificación, (Panamá, Brasil, México y Perú).
A pesar de que estamos lejos de que Colombia sea un país con justicia social y una economía que refleje su crecimiento a favor de la redistribución de la riqueza, yo si prefiero ser optimista y creer que este tipo de cosas son pasos favorables en la búsqueda de mejores condiciones para la salud económica del país.
No puede ser casual que casi todos los pronósticos, tanto de especialistas nacionales como internacionales coincidan en catalogar a Colombia como uno de los países con mejor proyección de crecimiento económico, no solo en la región sino en el mundo, como el caso de Robert Ward, director de la Economist Intelligence Unit y Michael Geogehgan SEO del HSBC, que incluyen a Colombia entre los llamados CIVETS (Colombia, Indonesia, Vietnam, Egipto, Turquía y Sudáfrica), que es un acrónimo para referirse a las economías emergentes que tendrán un dinamismo especial en los próximos años.
Factores como los éxitos en la lucha antiterrorista, la bonanza minera(sobre todo petrolera), la estabilidad política y jurídica, y la baja inflación son factores que han generado confianza en los empresarios para creer que están dadas las condiciones para que al país le llegue el momento de un desarrollo mejor estructurado, donde el gran reto sigue siendo la generación de empleo formal, ya que a pesar de crecimientos aceptables en los últimos años, el desempleo y el informalismo sigue siendo la gran falencia a la hora de los balances.