En mi experiencia como docente universitario me correspondió el
semestre anterior dictar un seminario
sobre liderazgo, y el Pibe Valderrama
fue en algunas de las clases referencia
de un tipo de liderazgo muy particular, ya que el “mono” no solo ha sido
líder por sus incomparables condiciones técnicas como jugador, sino por su
actitud y capacidad de influenciar el comportamiento de las personas de su
entorno.
Es bien conocido que el Pibe, no es exactamente un buen orador, de
hecho en sus inicios no pasaba del “todo bien” para resumir su actitud
optimista y positiva a la hora de realizar análisis y pronósticos deportivos,
pero de alguna manera se las ha ingeniado para a su estilo (a veces ramplón y
hasta vulgar) poder enviar un mensaje de
motivación y presión a los jugadores de los equipos a los que está vinculado.
Para los seguidores del Junior, se nos volvió una leyenda la forma como en la final entre el cuadro Barranquillero y el América
de Cali del 1993 en el entretiempo, Carlos Alberto Valderrama Palacio, asumió
el roll de capitán natural y entre regaños, retos y el uso de su peculiar
vocabulario, logró inyectar de adrenalina a los tiburones que dejaron en ese
segundo tiempo hasta la última gota de sudor que los llevó a ser campeones en
el último segundo, con un gol de Mackenzie, que partió de un pase de él.
Esta semana, Valderrama no aguantó las ganas de despacharse contra
el técnico de Junior, realizándole un reclamo público, sobre cómo podía ser
posible un rendimiento tan bajo en este semestre que provocó la temprana
eliminación de copa libertadores de América, y los resultados irregulares que
nos tenían por fuera del octogonal.
Lanzo un misil con respecto a los diez refuerzos que trajo el cheche
y les advirtió que si no se, adaptaban debían irse, lo que causó molestia en el
técnico de Junior, pero que obviamente fue un reto público y al día siguiente
por obra y magia del “mono”, el Junior
recordó su memoria colectiva, goleó al Cúcuta
deportivo y se volvió a meter entre los ocho del campeonato.
Sería injusto darle todo el crédito al Pibe, pero está demostrado
que una voz con autoridad moral, que asuma una posición fuerte, ante un equipo
considerado de los que mejor y más puntual paga en Colombia, se hace necesaria
de vez en cuando, sobre todo cuando ya no hay más tiempo para excusas.
Sé que el pibe rompe el modelo de liderazgo tradicional, y que su
poca capacidad de oratoria y su relajo tropical podría no ser valorado por
algunos (sobre todo por nuestros compatriotas andinos) pero si Gabo fue a
recibir el nobel en liqui-liqui , e impuso la guayabera como prenda de gala en
la mayoría de los matrimonios caribeños, por qué el pibe no puede mandarle un
nojodazo a jugadores que alcanzan
salarios de hasta cien millones mensuales y
a veces les da pereza jugar dos partidos de seguido? .