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BARRANQUILLA, ATLANTICO, Colombia
Administrador de empresas , especialista en gerencia de empresas comerciales de la universidad del norte de Barranquilla

lunes, 19 de agosto de 2013

Solo me tome dos cervecitas

Al  parecer  es la excusa  que más  escuchan los policías todos los fines de semana en los cada vez más frecuentes retenes para las pruebas de alcoholemia a conductores ebrios.
Es una triste realidad, Colombia tiene una cultura alcohólica, estamos enseñados a  que no existe otra forma de festejar  sino es con trago; si cumplimos años, hay que beber, si nació  un hijo, hay que beber, si lo bautizaron, hay que beber, si me gradué o si ganó la selección Colombia, pues festejemos bebiendo, no hay otra opción.
Esta situación obliga a que la reflexión sobre las medidas a tomar  para acabar con la tragedia de los conductores borrachos sea más sosegada, y no salir corriendo al congreso a pedir cárcel al son de los noticieros, pero si a hacer un debate que revise todas las variables que están implícitas en este problema.
A mi parecer, lo primero que hay que hacer es definir claramente en qué nivel de alcohol hay realmente una disminución de las capacidades  físicas y mentales, que ameriten  una sanción, y dentro de estas, dejar escalas muy definidas  sobre el tipo de escarmiento  que amerita, porque recordemos que estamos en el país del sagrado corazón de Jesús, y cuando la ley no es clara, los que hacen su agosto son, en primer lugar los policías, y en segundo lugar la tesorería de la oficina de transito y sus grúas.
Considero que una persona con grado tres de alcohol, es un asesino en potencia, que merece un castigo ejemplar, y que tiene muy poco respeto por la vida ajena y por la suya propia, de igual  forma, un conductor con grado dos  de alcohol en su sangre, debe ser sancionado con multas considerables y con suspensión de su licencia por un buen tiempo.
El punto que sí creo que debemos revisar con más tranquilidad es , si  se justifica sacarlo por el noticiero  , inmovilizarle el carro, y meter preso a todo el que se encuentre en grado uno de alcohol, por haberse tomado dos cervezas, en ese caso pueden pasar  dos cosas , la primera que  no alcanzarán las estaciones de policía , fiscalía, comisarias de familia, la cárcel modelo y el buen pastor  para meter tanto preso, la segunda es que las gobernaciones y alcaldía recaudaran mucho más dinero en multas de transito que en el impuesto de valorización , predial  e industria y comercio juntos.
Aspectos como el peso, la estatura , el sexo , incluso si ha comido o no antes de beber influyen sobre el nivel de trago que podría afectarte al conducir  , pero en promedio  el cuerpo humano  tiene la capacidad de asimilar una copa de vino  o una cerveza  por hora sin que afecte tus capacidades motrices.
Si a eso le sumas lo sesgada que es la justicia en Colombia contra los de menores ingresos, y que la óptica de un juez varía dependiendo de si tu carro es un Audi o si es un twingo, entonces con más razón hay que ser muy cuidadosos sobre que poder le damos a un policía de tránsito  o a un secretario de transito departamental.
Insisto en decir que todo aquel que se monte borracho en un vehículo, debe ser tratado como un delincuente, pero primero definamos en términos del código de transito que es “estar borracho”
En mi caso particular, bebo muy poco, y tengo reconocimiento entre amigos y familiares que nunca conduzco si he bebido, pero sí me resulta injusto que si en una cena de trabajo alguien se  tome una o dos copas de vino, un policía le inmovilice el vehículo y  RCN o Caracol  sientan  el derecho de boletearlo  ante todo el país, donde le tocara decir ante las cámaras “es que solo me tome dos cervecitas”